Ya sabemos que el LED es la fuente de iluminación más rentable, ecológica y eficiente. Sólo con esto, podríamos afirmar que, efectivamente, el LED es la luz de los listos.
Sin embargo, en este post vamos a tratar otro tema relacionado, no tanto con el rendimiento de la lámpara, si no con el rendimiento de las personas, algo cada vez más relevante en un mundo cada vez más competitivo.
El rendimiento humano depende, en primer lugar, de las capacidades de cada persona. Así cobran importancia factores como la inteligencia, técnica, formación, conocimiento… Además de estos elementos, existen otros que varían en función de la situación y son los que hacen que seamos capaces, o no, de desarrollar todo nuestro potencial. Entre estos aspectos, tenemos: el estado de ánimo, nivel de cansancio o estrés, salud, motivación… Este segundo grupo de factores tienen la particularidad de variar en función de las circunstancias personales, ambientales, emocionales… Es por ello, que debemos tomar las medidas necesarias para generar las condiciones que potencien nuestras capacidades.
Las compañías invierten recursos en formación, coaching, eventos, convivencias y demás actividades que contribuyen a mejorar la integración de los empleados con la empresa. Además, desde hace relativamente poco, se trabaja en la disposición de los puestos de trabajo, salas de reuniones e, incluso, las más vanguardistas, en facilitar zonas de ocio o descanso para mejorar la situación de sus empleados y, con ello, su rendimiento.
NATURALEZA COMO CANALIZADOR DEL RENDIMIENTO
En 2008, científicos de la Universidad de Michigan publicaron el estudio “Beneficios Cognitivos de la Interacción con la Naturaleza”. En dicho estudio, se somete a dos grupos de personas a actividades intelectuales en entornos diferentes. Tras memorizar una secuencia de números, se traslada al primer grupo a dar un paseo por el jardín botánico y, al segundo, al centro de la ciudad. A la vuelta del paseo, son examinados de nuevo y se comprueba que los que fueron al jardín botánico, ahora retienen incluso más información que la que retuvieron en el momento de memorizar las secuencias. Por el contrario, los resultados de las personas que fueron al centro de la ciudad, son considerablemente peores.
El estudio se fue ampliando con diferentes hipótesis y escenarios, y las conclusiones siguieron estableciendo que el cerebro humano trabaja mejor en entornos naturales, y peor en entornos artificiales.
LUZ NATURAL Y SU INFLUENCIA SOBRE EL CEREBRO
El hombre ha vivido de la luz del sol desde su aparición hasta hace 2.500 años, que se empezaron a crear las primeras linternas. La luz artificial, apenas cuenta con unos cientos de años de existencia. ¿Es posible que en esos 250 años aproximadamente el cerebro se haya adaptado y sea capaz de procesar la luz artificial con la misma naturalidad que la luz del sol? ¿Es posible que en este corto periodo de tiempo el hombre haya sido capaz de simular de forma artificial las mismas condiciones de luz que la naturaleza?
La respuesta a ambas preguntas es no. Sin ninguna duda, 250 años de evolución no son nada comparados con las decenas de miles de años que llevamos sometidos a las condiciones naturales. La herencia de esos miles de años hace que nuestros órganos y biorritmos estén habituados a la luz natural, por lo que la exposición prolongada a este tipo de luz, genera conflictos que empiezan por molestias y pueden acabar en enfermedades. Es por ello que, sin duda, la luz natural es la más recomendable para optimizar el rendimiento de las personas en el trabajo.
En cuanto a la segunda pregunta. Es cierto que aún no se ha logrado reproducir la luz natural a la perfección, aunque también es cierto que cada vez nos acercamos más. Y también es cierto que, visto lo visto,el LED parece el camino hacia la naturalidad de la luz.
EL LED COMO ALTERNATIVA A LA LUZ NATURAL
Como hemos comentado, aún no hemos conseguido equipararnos con el sol a la hora de generar luz natural, pero cada vez estamos más cerca. En este sentido, la irrupción del LED ha sido un paso importante en ese proceso de imitación a la naturaleza. Al introducir la tecnología RGB, se utilizan colores primarios para, a partir de ellos, reproducir la escala cromática con mayor fidelidad. Además, en la Universidad de Harvard, se han hecho estudios descomponiendo haces de luz y estudiando las características y posibilidades de cada uno de ellos. De esta manera, se ha descubierto que la tonalidad azul característica de la tecnología LED SMD mejora el aprendizaje y está recomendada para el desarrollo de actividades intelectuales. Además, estimula el ojo, de forma que aumenta su agudeza y, lo que puede ser más sorprendente, mejora el estado de ánimo.
Como conclusión, podemos decir que no sería del todo correcto asegurar que el LED nos hace más listos, pero sí es cierto que crea el escenario perfecto para que desarrollemos nuestras capacidades y, por lo tanto, contribuye a hacernos más listos. Elige LED de calidad para aumentar todos estos beneficios!